Sobre la importancia de los ciclos, los anillos de los árboles y las playas sin 4G.
Map of Days
Hace tanto que no escribo estos mails que no sé bien cómo comenzar. Reescribí la primera línea como 4 veces y decidí mantenerme fiel a mi estilo: serte sincera. Pasó mucho tiempo desde mi último envío. Por momentos sentía culpa por faltar a nuestra cita quincenal pero sabía que cuando fuese el momento de volver lo sentiría.
Y así fue. Esta semana me la pasé pensando en qué contarte y cómo. Decidí hablar sobre el tiempo y para mi sorpresa, me encontré con este envío del año pasado, tras mis vacaciones, sobre el mismo tema. Es que en los primeros meses del año todo transcurre a un ritmo distinto, es imposible no percibirlo.
El libro que te traigo hoy es Map of Days de Robert Hunter. Está editado por Nobrow, que tiene un catálogo exquisitamente curado. Es un cuento surrealista sobre el planeta tierra, un niño y su abuelo, con unas composiciones y colores alucinantes.
En esta historia, la Tierra es un personaje per se. Tiene la capacidad de combinar partículas en nuevas formas, crear vida a partir de fragmentos. Un día la Tierra se enamora del Sol y en vez de dedicar su energía a crear incontables formas de vida, empieza a enfocarse solamente en acercarse a la estrella que orbitaba. Era tal la obsesión de la Tierra por acercarse que se agotaron sus capacidades y un día se despertó en un lugar desconocido, donde sólo veía pasar el Sol por momentos.
Richard y su abuelo, para no spoilearte el libro, son los guardianes de los ciclos de la Tierra. Se encargan de que la Tierra descanse, por decirlo de alguna manera, quitándole el Sol un par de horas al día. Las horas de la noche, en las que reinaba la inactividad, eran tan necesarias como aquellas de crecimiento extraordinario. En su obsesión la Tierra creaba cosas hermosas, pero se debilitaba al mismo tiempo.
Todos los puntos de contacto entre los relojes, los ciclos, el tiempo, la necesidad de frenar, el verano, las vacaciones, esta pausa necesaria y los cambios me parecieron mágicos. Así que acá estoy, después de mi noche sin envíos, desperezándome.
Los anillos y las estaciones
No sé bien dónde me encontré con esta maravilla. Puede que del newsletter de Austin Kleon o el de Mariana Matija pero no lo pude rastrear, así que decidí compartirte la idea igual porque me parece que encaja perfecto en esta edición.
¿Se acuerdan que de chicos nos contaban que podíamos saber la edad de un árbol contando sus anillos? Bueno, esto es así porque los anillos del tronco de los árboles se forman a causa de las estaciones:
En las estaciones húmedas y lluviosas, justo debajo de la corteza del tronco se producen grandes vasos de paredes finas. En las estaciones secas los vasos se hacen mas pequeños y sus paredes se engrosan para proteger el agua, es decir, en las estaciones húmedas se producen anillos anchos y claros, en las secas son estrechos y oscuros. Dependiendo si el árbol es de hoja caduca o perenne se pueden observar un anillo o dos por cada año. Los arboles caducifolios tienen un único periodo de crecimiento en el año, al llegar el invierno pierden sus hojas y este crecimiento se detiene, por lo cual solo poseen un anillo por año. Los arboles perennifolios tienen un ciclo de crecimiento constante que nunca se detiene, estos poseen dos anillos consecutivos, uno que indica el periodo estacional mas favorable (un anillo de color claro) y otro que señala el periodo en el cual creció menos (un anillo mas oscuro).
Me encanta la idea de entender que ser humanos significa formar parte de la naturaleza. Y también tenemos ciclos de crecimiento. En nuestras primaveras estos se aceleran y en los inviernos se ralentizan. Pero el crecimiento sigue ahí, por debajo, aunque no se perciba. El ciclo es necesario y saludable.
Incluso si toma un tiempo
Siempre que vuelvo de las vacaciones pienso en el tiempo como concepto. Es que por lo general alcanzo a ver como en un espacio tan corto se logran conexiones tan profundas. Estuve unos días en el sur con Axel. Hicimos muchos trekkings y pasamos horas enteras frente a lagos. Cada playita sin conexión 4G lograba alejarnos más y más de la rumiación de nuestras cabezas, como en esta publicidad de turismo del gobierno de Suiza. Me pareció una obra hermosa.
En qué ando
Leyendo
Pensar rápido, pensar despacio de Daniel Kahneman. Uno de los primeros libros que compré cuando empecé mi carrera UX y nunca había leído. Una joyita.
Escuchando
Bourbon Sweethearts. Swing, baladas, blues y calipso de la mano de estas tres amigas que emanan alegría. Anoche las vi en vivo y me volaron la cabeza.
Viendo
The Last of Us. La serie del momento que nace a partir del videojuego homónimo. Si bien la historia es impactante, me resulta increíble la belleza que logran en lo terrorífico. Un hongo que mata, sí, pero que también genera unas formas que te dejan la boca por el piso.
Hasta la próxima
¡Hola! Qué lindo volver a vernos. Estoy entusiasmada de estar enviando la primera edición del año. Se siente muy lindo volver con ideas y con ganas de compartir ilustraciones y todo eso que me hace brillar los ojos cada 15 días. Creo que esta pausa me vino muy bien para recordar por qué escribo esto y cómo quiero hacerlo este año.
Hace poco volvimos del sur argentino con Axel. Por favor, qué lindos lugares que tiene Argentina. Me siento extremadamente agradecida de haberlos disfrutado un par de semanas. Durante las vacaciones terminé Nuestra parte de noche de Mariana Enriquez y volví a engancharme con la lectura, lo cual me pone muy feliz.
La semana pasada se suscribieron un montón de personas. ¡Bienvenidas! Si alguna me quiere responder este mail contándome como llegó a Parsimonia, me encantaría poder dar las gracias a tan generosa recomendación.
Gracias a vos por leerme, estos minutos no pasan desapercibidos para mí. Espero que tengas una semana preciosa y un comienzo de año bien slow.