Sobre un cuaderno de bocetos, el origen de las ideas y un tipo de estrofa.
Ugly Sketchbook
Frannerd fue una de las primeras ilustradoras a las que seguí con atención. Una chilena en ese momento viviendo en Berlín, mostrándome su día a día y sus procesos. La vi crecer muchísimo como artista gracias a su generosidad y también a su vulnerabilidad. Me inspiró de alguna manera a hacer este newsletter: ella mostraba lo que hacía desde un lugar muy diferente a otras personas. Mostraba todo como un work in progress, un ejercicio, una parte del proceso. Y al hacerlo desnudaba todos esos momentos en los que sentía dudas acerca de lo que estaba haciendo, todos esos momentos en que se sentía como una impostora, incluso cuando tantos la idolatramos.
Pasó por muchos procesos personales sumamente movilizadores y fue de las primeras personas públicas que escuché hablar abiertamente de salud mental. A comienzos del 2020, en plena pandemia, Fran se paralizaba ante cualquier hoja en blanco. Como cualquiera de nosotros, tenía miedo de equivocarse. Y tomó una decisión que requiere de coraje: practicar los errores.
Me tomo el atrevimiento de traducirla:
“Necesitaba una zona libre de opiniones, un lugar donde pudiese dibujar sin preocuparme a cada paso del camino. Así que un día compré un cuaderno y en su primera página escribí Cuaderno de bocetos feos como una manera graciosa de darme permiso de aceptar cualquier cosa que salga de mi lapicera”.
La única regla que se impuso fue dibujar con una lapicera de tinta y no usar lápices ni gomas de borrar. “Tal vez si no puedo borrar mis dibujos, aceptaría mejor mis errores”, pensó Fran. Logró mucho con este experimento: por un lado, ella disfruta genuinamente de dibujar en este cuaderno donde no hay presión y, por otro, nos enseñó que hay mucho que ganar cuando dejamos de escuchar a esa vocecita que insiste en decirnos que no vale la pena lo que estamos haciendo. En el cuaderno (que se puede comprar digital) podemos ver su día a día, dibujos de cosas aparentemente aleatorias, desde qué hizo ese día, qué está leyendo, cómo se siente. Es como meterse un ratito en su cotidianidad.
Me di cuenta mirando todos sus bocetos que me llama mucho más la atención el proceso que el final. Por eso sus videos me resultan apasionantes, por ejemplo este donde se la ve dibujar en el cuaderno. Me animo a decir que los errores y las pruebas son tan o más bellas que los finales.
¿De dónde vienen las ideas?
Cuando veo algo que siento original en tanto algo que tiene, en sí o en sus obras o comportamiento, carácter de novedad (¡gracias RAE!) siempre me pregunto cómo el artista llegó a eso. Si es que Matisse un día se levantó, tiró 10 líneas y apareció La danza. Claramente eso no pasa, pero me parece que todos en el fondo fantaseamos que dentro nuestro hay una llama única, poderosa y especial, diferente del resto, que está esperando a que nos sentemos a dibujar/diseñar/animar/componer/escribir/etc.
Todo indica que no funciona así. Lo que sí le ha resultado a muchos artistas es sentarse, salir de su cabeza, tratar de copiar a quienes los inspiran una y otra vez hasta que de tanto estudiarlos pueden hacer su propia mezcla de cosas que resulta, ahora sí, original. En el proceso de inspirarse de tantos lugares (música, lugares, sabores, colores…) se arma un rompecabezas propio. Pero la inspiración no sale de la nada, sino que es un proceso activo donde estamos todo el tiempo atentos a detectar qué nos moviliza.
Sobre eso va este video que quiero compartirte. Muchos creativos contándonos de dónde vienen sus ideas. Spoiler: vienen de todos lados, siempre y cuando su curiosidad esté encendida.
Poesía, música e identidad
Aprovecho que estoy hablando de procesos, para mostrarte este video donde Jorge Drexler nos cuenta el largo, sinuoso y mágico camino que se abrió al escribir su primer canción con un tipo particular de estrofa que se llama décima, al que llegó gracias a Sabina en una de esas charlas que se dan en los bares a la noche.
Al estudiar la historia de la décima (¿podríamos decir el proceso de la décima?) pudo descubrir que a pesar de tener una estructura muy particular y compleja, es utilizada por muchas culturas musicales en su tradición popular. Adquiere más de 20 nombres: payada en Uruguay y Argentina, son jarocho en México, galerón en Venezuela…
Y en cada paso del camino la misma se enriquece de cada persona que la escucha, la internaliza y la modifica. Todo está en transformación, todos estamos creando a partir de algo, nada es absolutamente nuevo. Creer que hacemos algo de cero es un error. El proceso nunca se termina. Y yo creo que saber esto es liberador. Sólo nos toca sumar un ladrillo más, no construir toda la pared solos.
En qué ando
Leyendo
Mientras sigo con Frutos Extraños de Guerriero, terminé Debimos ser felices de Rafaela Lahore. Un libro precioso, cortito y punzante.
Escuchando
La Garfield. Este grupo de artistas con una mezcla muy particular de rock, pop, jazz y funk que siempre me pone de buen humor.
Viendo
Hablando de procesos, este video de PearFleur donde dibuja con pasteles es sencillamente hipnotizante. Lo disfruté un montón.
Hasta la próxima
Hola, ¿cómo estás? Por acá con una gripe que me dejó en cama un par de días. Luego se la compartí a Axel porque la generosidad ante todo. Es increíble la cantidad de mocos que puedo producir en un día. Sí, ya sé, es mucha info. Pero bueno, la cosa es que ya se me está yendo y eso me hace un poquito más feliz.
Esta semana volví a mencionar a Drexler. Cuando conté que iba a ir a verlo nunca me imaginé que una lectora de Parsimonia se pondría a escucharlo y además regalaría a sus hijas entradas para verlo con ellas. Otra de esas cosas mágicas que me pasaron gracias a este newsletter. No miento si digo que nunca pensé me iba a dar tantas alegrías.
Ando dibujando bastante y haciendo caso a quienes saben, copiando mucho. El sábado por la mañana traté de emular el video de PearFleur con mis oleos pastel y no te das idea de lo mucho que me divertí. Hacer cosas porque sí es como romper un poco el sistema. Viva la revolución.
Una vez más, gracias por acompañarme en esta aventura. Para mí es un montón que estés de ese lado leyendo. Que tengas una semana donde hagas muchas cosas sin sentido,