Sobre lo doloroso de migrar, cómo falsificar cartas y aprender a valorar.
Migrantes
Un libro sin palabras que me dejó sin palabras. Cómo empezar a contarte la profundidad de Migrantes sin simplificarlo, sin reducirlo. Puedo decir que esta es la historia de un grupo de animales que migra de un bosque nocturno que carece de hojas.
Este grupo de animales es muy diverso: hay jirafas, elefantes, rinocerontes, lobos, ranas, patos, monos... y la muerte. La muerte camina cerca, les presta la cobija, los acompaña. Es un periplo de mucha incertidumbre, donde se retratan las situaciones cotidianas de un grupo que se ve obligado a migrar. Según datos oficiales, en el mundo un 4% de la humanidad está huyendo hoy de la guerra, de la persecución y los conflictos. Y por el camino se encuentran con el hambre, con la tragedia, con las puertas cerradas y con barcazas que se hunden o selvas que matan.
Al ponermos a pensar en el cotidiano de estas personas, que están expuestas a lo más crudo de la realidad humana, mientras otros mandan a desarmar puentes históricos para hacer un paseo en yate (hola Jeff Bezos), entendemos que está todo mal. Que el sistema así no funciona.
Si me preguntabas a mí, este no es un libro para niños. Pero en realidad, después de leer a Issa Watanabe en varias entrevistas cambié de opinión: ellos son quienes se muestran más empáticos ante estas situaciones tan injustas y son quienes deben preguntar, entender e interpretar lo que sucede en este mundo tan desigual.
Seguramente a vos, como a mí, este domingo te toca en la comodidad de tu casa teniendo cosas ricas para comer. Agradezcamos. Y en mi caso, me toca agradecer además a mi hermana por regalarme tan preciosa historia, donde conviven la muerte y la esperanza de ver cómo en un desierto de oscuridad vuelve a crecer la hierba.
Cartas de amor falsas
Me resultó muy divertido entender el detrás de escenas del comercial de Corona del envío anterior y me hizo recordar al trabajo de esta genia de la vida: Annie Atkins.
Cuando vemos películas, muchas veces nos olvidamos que todo elemento gráfico que forma parte de ellas fue realizado por alguien. A veces con más o menos ganas, pero hay algunas que se destacan especialemente. Si vieron Gran Budapest Hotel, de Wes Anderson, no podrían olvidarse de la típica caja de Mendl’s, los telegramas o mapas.
Todo eso surgió de sus manos. Tiene un libro que se llama Cartas de amor falsas que adoraría tener, pero mientras tanto me entretengo con este video donde nos cuenta un poco más acerca de su oficio, de los detalles a los que presta atención, y cómo nos dice “hago el trabajo para que pase desapercibido y te transporte a un mundo nuevo”.
Todo el mundo tiene un 27 de enero a la noche
Encontré esta carta de Juan Sklar a Hernan Casciari (ambos genios terribles) hace bastante tiempo y la tengo en los favoritos en mi navegador. Cuando estoy bien, como en este momento, me saca una sonrisa muy grande, y cuando estoy mal, me recuerda que ya va a pasar. Me pareció lindo compartírtela para que la puedas disfrutar como yo.
Querido Hernán: hoy me siento muy bien. Respiro sin dificultad, no tengo punzadas de dolor, no tengo ideas oscuras sobre el futuro y aprecio lo que tengo. No soy agresivo. No me siento agredido. No tengo miedos infundados ni quiero sacarme a nadie de encima. Quizás la carta debería terminar acá. Querido Hernán, estoy bien. Punto. No tiene mucho sentido explicar la satisfacción. Tampoco sirve para contar historias. No tengo una alegría desbordante, no estoy manija, no exploto, nada. Ni siquiera un poema podría escribir. Simplemente estoy bien. De todos modos, quiero seguir escribiendo. Es mi manera de acompañar el sentimiento sin destruirlo. Pero también escribo esto que siento para que quede registrado, para que cuando vuelva la oscuridad, el desconcierto y el dolor físico alguien me recuerde que el 27 de enero a la noche fui feliz y que esa felicidad va a volver. No tengo ganas de hacer una lista con las cosas que tengo y que supuestamente me hacen bien. Hay días en que tengo las mismas cosas y me siento para el culo. Tampoco se me ocurriría dar consejos. No tengo del todo claro por qué hoy me siento bien; mucho menos voy a saber qué deberían hacer los demás. Pero quizás hay alguien del otro lado que justo hoy está en el agujero negro de la desesperación, revoleando clics de acá para allá, flotando en el mar de la mierda de las redes sociales, preguntándose para qué vive. A esa persona me gustaría decirle que todo el mundo tiene un 27 de enero a la noche y que si el tuyo te empieza a quedar lejos, bancala un poco más porque ya va a volver.
Te mando un abrazo, Juan
La foto es de Suffer Rosa y la encontré en Twitter, me pareció que representaba muy bien la atmósfera de la carta.
En qué ando
Leyendo
Ando un poco vaga con la lectura, a decir verdad. Tengo varios libros en la mira, pero siempre encuentro algo mejor que hacer. Ya volveré.
Hola, mi queridísima persona que llega hasta esta parte de mis mails. Primero, gracias. Me siento muy afortunada de poder mandar estas cartas y sentirme tan acompañada en esta aventura virtual. Quiero contarte que tomé la decisión de que el mail salga los domingos a la tarde de ahora en más, porque como te podés imaginar, maquetarlos siempre se me termina retrasando y vivo con bastante culpa no poder hacerlo antes. Pero entre vos y yo, sabemos ambos que disfruto mucho pasar mi domingo terminando estos escritos, estas imágenes y demás y sé que me vas a entender. Nada más no te quiero tener esperando (si, mamá, así te quedas tranqui).
Hoy voy a tener una videollamada con una amiga que quiero muchísimo con quien empecé el libro El camino del Artista de Cameron. Cuando esté mas avanzado te cuento cómo me va con eso.
Estoy contenta con esta edición, me gustaría saber si a vos también te gustó. Tener la posibilidad de que esto sea un intercambio me llena de alegría. Te mando un abrazo enorme,