Una pareja es, entre miles de cosas, una sucesión de rituales. En nuestro caso, con Axel tenemos la tradición de leer en voz alta cada vez que encontramos un pasaje particularmente brillante en algún libro. En el verano, rodeados de naturaleza en plena Patagonia, me leyó esto:
Empiezo una terapia cognitivo-conductual pero no puedo imaginar que vaya a sentirme mejor. Estudio una de las planillas que tiene el médico en su consultorio y le pregunto cuántas tengo que llenar para empezar a mejorar. Me dice que cien. Claro, como con los largos. Puedo hacer cien. Me acomodo, me pongo orejeras, cuento los largos. Seis meses y ciento cincuenta planillas después me siento mejor.
En ese momento supe que tarde o temprano iba a leer Bocetos de Natación, de Leanne Shapton. Lo que no me imaginaba era lo poco clasificable que es como libro. Es una autobiografía, sí, pero también es un baile interminable entre las palabras y las imágenes. Es que Leanne es una artista que en su adolescencia entrenó para los Juegos Olímpicos de Canadá y en esta obra nos cuenta cómo esa relación con el agua nunca disminuyó pero sí cambió de forma, acompañando la historia con sus obras.
Si bien el hilo lo llevan las vivencias íntimas de la autora, su adolescencia y su relaciones familiares, lo que me resultó especialmente interesante es la idea de la repetición. Una y otra vez, una brazada atrás de la otra, una pileta detrás de la otra, un traje de baño detrás de otro, se va armando una vida. Este un trabajo meditativo que expone lo profundamente introspectivo que es hacer deporte. La paciencia que requiere construir un hábito, lo necesario que es hacerlo desde el placer y no desde el rigor.
A mí me sucede cada vez que salgo a correr. Me es muy fácil olvidarme en el medio de la pasada que yo elijo estar ahí. Cuando el cansancio me dice que no, que no voy a llegar, me recuerdo que elijo hacer cada uno de esos metros. Y ahí sonrío, porque estoy logrando cosas que hace un mes creía imposibles.
Pero tanto las brazadas como los pasos requieren de perseverancia. De acumular un montón de días en los que te sentís más o menos, en los que no hay ganas. Hacer piletas y pasadas intrascendentes. Hacer dibujos intrascendentes. Bocetar una y otra vez hasta que, constancia mediante, aparece lo extraordinario.
Para escribir estas líneas revisé el sitio de Leanne. Por favor, no se pierdan de verlo, en particular las series Cloudy Skies y Sunday Walks me parecieron preciosas.
Conversations with a Whale
Durante sus estudios Anna Samo hizo una pieza que tuvo mucho éxito y recorrió un montón de festivales, pero su primer film luego de graduarse no hizo más que obtener un rechazo tras otro. Guardó cada una de esas respuestas y luego armó Conversations with a Whale con ellas.
La directora define este corto como una carta de amor a los artistas y creo que no existe mejor manera de expresarlo. Siempre que hacemos algo y lo compartimos esperamos, en mayor o menor medida, que los demás lo validen. Y cuando esta validación no está nos preguntamos de dónde sale la motivación para seguir haciéndolo.
Anna reinventó su proceso creativo preguntándose ¿Por qué hago películas? ¿Es el éxito lo que anhelo? ¿Alguien necesita lo que estoy haciendo? Si nadie lo necesita, ¿sigo teniendo derecho a hacerlo? Esto la llevó a entender que hacía que lo hacía por algo más que reconocimiento. Quería tener un crecimiento personal en cada proyecto.
En algún punto la higuera del corto es la representación perfecta de la necesidad de seguir creando a pesar de todo. Un árbol necesita dar frutos de la misma manera que un artista necesita hacer arte. Como dijo Andy Warhol:
No pienses en crear arte, simplemente hazlo. Deja que los demás decidan si es bueno o malo, si les encanta o lo odian. Mientras ellos deciden, crea aún más arte.
Tom’s Diner
Silvana Estrada no es una de las primeras artistas que se me viene a la mente cuando no sé que escuchar pero seguramente va a formar parte de mi día a día más seguido. Esta versión de Tom’s Diner es un loop hermoso que en cada vuelta se vuelve un poco mejor.
En su mayoría es a cappella y tiene una simpleza que me enloquece ¿Y el final? ¿Ese final con toques de cumbia y ganas de bailar? Todo lo que sí.
En qué ando
Leyendo
El hilo conductor es un newsletter cultural de Malena Rey, publicado en Cenital. Hace unos días leí la edición Traducción de mundos, donde se puede pispear parte del proceso de Laura Wittner, traductora de Bocetos de natación. Recomendadísimo.
Escuchando
Cure for me.Ya que estamos con Silvana, te dejo este tema con Aurora que se hizo viral con toda la razón del mundo.
Viendo
Cuando Pear Fleur comparte sus Draw with me me quedo hipnotizada y super motivada para seguir probando cosas. Espero te pase lo mismo.
Hasta la próxima
Buenas, queridísima persona que me dedica algunos preciosos minutos de su día. Gracias, de verdad, por acompañarme en esta aventura de intentar una y otra vez bajar todo lo que está sucediendo en mi cabeza cada dos semanas.
¿Viste lo del experimento de la semana pasada? No te das idea de la cantidad de personas que me alentaron en esta idea. Se siente bien dar un paso al vacío y sentir tanto amor. A quienes me compraron una lámina para sus hogares, va en el paquete un abrazo infinito. Todavía quedan un par, guiño guiño.
A nivel personal, estoy cerrando Abril con una sonrisa en la cara. Pasaron cosas buenas, la rutina está acomodada, todo parece ir viento en popa. Lo único malo es que Axel me contagió un resfrío que viene siendo a prueba de todo. Estamos los dos bastante congestionados desde hace días y a mí se me sumó una otitis bastante molesta. Es cuestión de bancarla hasta que se vaya, como todo.
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Un abrazo inmenso y que sean semanas de mucha paz,