Una vez presté este libro. Cuando la persona me lo devolvió me dijo “este no es un libro para niños”, como si lo hubiese estafado. Claro que no es un libro para niños, si arranca con las siguientes líneas:
Mi padre llora. No digo que esté llorando en este preciso instante. Aunque seguramente sí. Tampoco digo que mi padre (sintagma nominal) llore (verbo) con los atardeceres (complemento circunstancial). Lo que quiero decir es: “Mi padre llora”. El perro ladra. El gato maúlla. Mi padre llora.
Claro que no es un libro para niños, si es una obra que trata sobre lo solos que nos podemos sentir a veces. Louis es un niño que se está convirtiendo en adolescente al mismo tiempo que está viviendo el divorcio de sus padres, el alcoholismo de su papá, la depresión y la manía de su mamá.
En esta obra, escrita por Fanny Britt e ilustrada por (de pie, por favor) Isabelle Arsenault, atravesamos diferentes lecturas. Por un lado está la historia del padre, un optimista que intenta una y otra vez alejarse de eso que lo destruye sin éxito alguno, por otro, una madre que hace lo que puede, pero cuya preocupación siempre la excede.
Al final, la más importante es la historia del propio Louis, que aprende que uno no puede lidiar con los fantasmas de los demás. Nadie puede curar a nadie, solo caminar al lado, lo suficientemente cerca como para que sepan que estás ahí y al mismo tiempo lo suficientemente lejos como para no hacerse daño.
Con cada paso adelante que da, la historia literalmente va del blanco y negro al color. Al final hay unas líneas que me gusta pensar que son un poco el reflejo de la vida misma:
Morirse. Vivir. Morirse otra vez. Hacerse loco. Hacerse fuerte. Mientras Boris me sigue con la mirada, colmado de esperanza en todos nosotros, mientras camino hacia ella y cada paso se imprime sobre el asfalto como una especie de paseo de la fama disparatado, comprendo que lo que está ocurriendo –poner un pie delante de otro, poner una palabra delante de otra– No es ni más ni menos que un pequeño milagro.
Ice Merchants
Vimos la ceremonia de los Oscars de reojo con Axel y cuando anunciaron el ganador a Corto Animado nos sentimos francamente estafados, pero mientras veía los nominados algo llamó mi atención: Ice Merchants, de João Gonzalez.
Es un corto que cubre las relaciones familiares, guiándose por las dos caras de una misma moneda: la ausencia y la presencia. El mundo aislado que constituye cada familia, con sus rituales y rutinas. Es una obra sobre la soledad y el amor, la complejidad de las relaciones entre padres e hijos.
Punto aparte para las ilustraciones, los planos y el tratamiento de sonido. Si tenés 14 minutos de tu día libres, por favor miralo y no te olvides de buscar un pañuelito para las lágrimas. Yo te avisé.
Yoann Bourgeois
Cuando salió As it was de Harry Styles disfruté mucho de la canción, pero lo que más me llamó la atención fue el videoclip, sobre todo la parte en la que están en una plataforma giratoria, haciendo una coreografía que es poesía pura.
A los meses una compañera de trabajo me compartió este video. Había algo familiar en esa escalera. Y sí, eran trabajos de la misma mente maestra: Yoann Bourgeois.
Bourgeois es un coreógrafo conocido por sus diseños de escenarios, que usualmente involucran aparatos que él mismo crea y que desafían la gravedad y el equilibrio. Hay una cuestión del riesgo y del juego, de la caída y la recuperación, de dar pasos hacia adelante mientras se retrocede al mismo tiempo. Hay un poco de esos encuentros y desencuentros que se dan todo el tiempo en las relaciones humanas.
No me preguntes cómo en mi cabeza esto se entrelaza con las anteriores recomendaciones. Pero bueno, tener un newsletter es un poco eso: las reglas, por más irracionales que sean, las pongo yo.
En qué ando
Leyendo
No te voy a mentir: estas semanas no leí casi nada. Pero me encontré con este artículo donde Fabricio Teixeira cuenta acerca de lo que aprendió en 20 años de trayectoria. Me parece fantástico.
Escuchando
Love is Back de Celeste. Una de las Live Session de Blogotheque, soundtrack con el que te escribo ahora mismo este mail. Preciosa canción para una nochecita de otoño.
Viendo
Gilmore Girls. Vi la serie completa en mis primeros años de facultad y cada vez que quiero relajarme por completo mientras veo algo la elijo. Hay algo de Stars Hollow que me hace sentir en casa y no me propongo analizarla en lo más mínimo. Puro disfrute.
Hasta la próxima
¡Buenas! ¿Cómo estás? Por acá muy contenta, recién terminé un cafecito rico y me senté a pensar qué hice en estas dos semanas que pueda parecerte interesante. La realidad es que estuve bastante dedicada a acomodarme en la rutina, siento que mucha gente trata de escaparle pero a mí me da una estructura que me permite tener tiempo para hacer todo lo que quiero hacer.
A veces pienso que está mal que me gusten tantas cosas al mismo tiempo. Hay una cosa de ir como abeja de flor en flor pero en mi caso de rama creativa en rama creativa: que quiero bordar, pero también dibujar y también escribir, cocinar pero también mirar más películas… el cuento de nunca acabar. Y si hay algo que no entiendo, es como una droga. Quiero aprender cosas. Muchas cosas al mismo tiempo.
Por eso este video que me guardé una vez (¡gracias Charlie por compartirlo!) me pareció tan interesante. Hay algo de ser generalista que te permite conectar puntos muy distantes entre sí, armar esas áreas raras en los diagramas de Venn, ser un rizoma andante.
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Un abrazo inmenso. Gracias por leerme. Tus minutos nunca pasan desapercibidos para mí. Gracias, de corazón.