Sobre un relato de la Gran Depresión, un comercial maravilloso y mi escritora preferida.
De ratones y hombres
Unos días antes de Navidad salí en búsqueda de los últimos regalos. Y en ese interín decidí hacerme uno a mí misma. A diferencia de otras veces, no tenía idea de qué quería, así que me metí en una librería a dejar que sus estantes me sorprendan. Pasaron más de 15 minutos y la chica que atendía ya se mostraba impaciente, pero yo no encontraba nada que me convenza. Hasta que lo vi.
Un libro imponente, diría que el más contundente de mi biblioteca hasta el momento. Empecé a hojearlo y no podía creer la cantidad de estilos que manejaba su ilustradora, Rebecca Dautremer, y la calidad preciosa de todas las páginas. Pregunté el precio, cerré los ojos, me convencí que lo merecía y me lo llevé.
A los días empecé a leerlo. El libro se basa en la novela de John Steinbeck, ganador del premio Nobel de Literatura (un premio bastante criticado, pero ganador al fin). Trata sobre dos trabajadores rurales en la Gran Depresión estadounidense durante la década del 30, George y Lennie. Amigos inseparables, van de granja en granja buscando un futuro un poco más amable.
Si bien todo el relato gira alrededor de ellos, su relación y la incapacidad de Lennie de moderar su fuerza bruta en ciertas ocasiones, el libro trata al fin y al cabo sobre los sueños y la soledad. Y frente a eso, lo difícil que resulta cumplirlos cuando las personas sostienen actitudes inhumanas entre sí. Nadie cumple sus sueños en soledad, y a veces, si las circunstancias son hostiles por más fuerza de voluntad que uno le ponga, no hay mucho que hacer.
Más allá que el mensaje puede sonar desesperanzador, la lectura es fantástica y las ilustraciones... un capítulo aparte. Por favor, en general el relato se construye con bocetos magníficos de Rebecca, como si estuviera viendo la escena y quisiera retratarla lo más fielmente que pudiera. Pero en ciertos momentos, se vale de lenguajes gráficos específicos (muchas veces de la publicidad estadounidense) para reforzar la metáfora. Realmente una joya.
La historia de Corona
Cuando era chica el juego que más me entusiasmaba era armarle la casa a las barbies. No teníamos la casita propiamente dicha, pero sí una mesada, un par de elementos de la casa y mucha, pero mucha, imaginación. Pasaba horas probando cosas y para cuando empezábamos el juego mi hermana ya estaba cansada de verme armar el escenario y yo ya estaba aburrida. Siempre terminaba mal, pero yo la pasaba fantástico.
Cuando vi este comercial no lo podía creer. Era como mis barbies... pero multiplicado por mil. Encontré el case study en el sitio de Nicolás Menard. Un equipo enorme que armó sets de miniatura impresos en 3D y pintados a mano. Se crearon 8 sets, 3 marcos, 71 personajes y escuchame bien: 350 botellitas miniatura.
Al comercial lo narra Gael García Bernal y cuenta la historia de Corona, basándose fuertemente en las referencias visuales del artista mexicano Pedro Friedeberg. Por favor, no se pierdan de ver el video del making of antes de ver el comercial en sí. No tiene desperdicio.
La mirada encendida
Si hoy me preguntan quién es mi escritora preferida, respondo sin dudar ni un segundo Leila Guerriero. Esta semana leí este perfil suyo y quedé maravillada. Tiene una constancia y una riqueza que es muy difícil de explicar. Como bien dice Pablo Corso, “en su trabajo hay investigación profunda, lecturas extensivas y erudición de quintil superior. Hay una revisión obsesiva de textos que pule sin cansarse, o cansándose y sobreponiéndose. Y hay, sobre todo, una mirada que llega al hueso y se trasluce en palabras elegidas con celo y exquisitez”.
Me pareció interesante compartirles los siguientes consejos que dio a regañadientes, dado que prefiere evitarlos, para el diario El Mercurio:
Les diría: corran. Les diría: sientan los huesos mientras corren como sentirán después las catástrofes ajenas: sin acusar el golpe. Aguanten, les diría. Pasen por las historias sin hacerles daño (sin hacerse daño). Sean suaves como un ala, igual de peligrosos. Y respeten: recuerden que trabajan con vidas humanas. Vayan a las iglesias en las que se casan otros, sumérjanse en avemarías que no les interesan: expóngase a chorros de emoción ajena. Sean invisibles: escuchen lo que la gente tiene para decir. Y no interrumpan. Tengan paciencia porque todo está ahí: solo necesitan la complicidad del tiempo. Aprendan a no estar cansados, a no perder la fe, a soportar el agobio de los largos días en los que no sucede nada. Equivóquense. Sean tozudos. Créanse geniales. Después aprendan.
Si tienen oportunidad, no dejen de leerla. Es imposible arrepentirse.
En qué ando
Leyendo
Leyendo. Autorretrato de Celia Paul. Es un libro inclasificable, porque escribe de una manera muy particular y auténtica. Es una mujer que en primer lugar es artista y lucha por conjugar eso con el lugar de madre, hija, hermana y amante.
Escuchando
Escuchando. El Tiny Deskde Mon Laferté. La vemos a la chilena embarazadísima dándolo todo, con canciones tan latinoamericanas que duelen. Me encantó.
Viendo
Viendo. Op-Docs del New York Times. Esta serie de videos en Youtube tratan sobre temas de lo más variados, pero siempre inmensamente interesantes. En especial, vi uno sobre ser mujer soltera en China hoy en día y se me pusieron todos los pelitos de punta.
Hasta la próxima
Estoy sentada en uno de mis cafés preferidos, corre una brisita preciosa y el carrot cake que me estoy por morfar me guiña un ojo. Mientras tanto, termino este newsletter. La verdad me cuesta imaginar situaciones en las que me sienta tan a gusto.
Ayer llegamos con Axel de la casa de mis padres en Misiones. Pasamos unos días a puro calor, pileta, siesta, perritos, vinito y abrazos. No se puede pedir más. Es muy lindo volver al lugar donde crecí y verlo creciendo a pasos agigantados. También ver ese verde que sólo se consigue en donde la tierra es colorada como la sangre.
¡Ah! Tengo algo muy lindo que contarte: este newsletter tuvo su primer colaboración con otro proyecto. Recomendé 3 libros ilustrados en el news de Mapa de Barmaids, una plataforma de visibilización y empoderamiento para gastronómicxs. Estoy contenta y agradecida.
Llegamos al final una vez más. Gracias por acompañarme en esta aventura, por hacerme llegar tus mensajes, por contarme que te parece lo que recomiendo y también por comprarme Cafecitos y contribuir a la biblioteca y a este newsletter.